7 CONCEJOS PARA REDUCIR LOS COSTOS EN TU RESTAURANTE
7 Consejos para para reducir los costos en tu restaurante
Lo sé, trabajas más que nunca, pero los resultados no lo reflejan.
Inviertes en formación para ti y tu equipo, pero hay demasiada rotación y no ves resultados.
Ajustas tus precios, pero el restaurante de al lado los ajusta más.
Estés donde estés: en España, en México, en Colombia, en Chile, o en Japón.
No importa.
El gerente de un restaurante trabaja un número inconcebible de horas para obtener beneficios muy limitados.
¿Vas a seguir siempre a este ritmo?
Eso es insostenible.
Tienes que tomar el timón YA si quieres que este barco deje de viajar a la deriva.
Para que tu restaurante sea rentable a largo plazo tienes que controlar toda una serie de factores que, de no prestarles la atención debida, pueden acabar por costarte miles de euros al año.
Toma nota de estos 7 consejos que te ayudarán a reducir los costes de tu restaurante (¡y a poder disfrutar de la vida de nuevo!):
01 Sé generoso… ¡pero no tanto!
A todo el mundo le encanta pasar por tu local para charlar un rato y disfrutar de tu excelente comida. Y tú, agradecido, quieres obsequiarles de alguna manera, ¿no es cierto?
O un postrecito, o una botellita de Rioja, o los aperitivos…
¡Cuidado!
Toda esa generosidad acabará por descuadrar tus cuentas, sin que apenas te des cuenta de los motivos.
02 Limita el número de platos en tu carta
Las cartas extensas te complican la vida.
Y se las complica a tu cliente.
Mientras más opciones les des, más difícil se lo estás poniendo para que sepa qué pedir.
Si tu cocina no tiene ni las dimensiones ni el equipamiento aconsejables, y tú no cuentas con el personal necesario para servir esa mega carta, ¡elimina la mitad!
Céntrate en calidad, no en cantidad.
Además, no olvides que cuanto más extensa sea tu carta, mayores los desperdicios.
03 No desperdicies la energía.
Ni tú ni el planeta os lo podéis permitir.
Así que, ¿para qué dejar esa freidora encendida si no vas a utilizarla?
Por si acaso…
No, no te sale a cuenta.
Y ese congelador adicional en la despensa, ¿lo necesitas?
Fuera, entonces.
¿Es realmente necesario que tus cocineros enciendan los fuegos a las 11 de la mañana?
Indiscutiblemente ¡No!
Este tipo de gastos puede llegar a suponerte hasta un 8% de tus ventas.
Por eso, es importante que controles todos tus gastos de suministro (luz, agua y gas) con conciencia: no dejes los grifos abiertos, apaga las luces que no se utilizan, y cierra el gas siempre que no se utilice.
04 Apuesta por la publicidad digital
La publicidad tradicional del tipo periódico, radio, folletos, etc., es muy cara. Además, este tipo de publicidad es muy poco medible y, por lo tanto, muy poco mejorable.
Afortunadamente, la publicidad digital a través de las redes sociales, campañas de email marketing o geolocalización en Google, te permiten dirigirte a tu público objetivo por un presupuesto muy inferior al que tendrías que invertir en publicidad tradicional.
Pero, ¡ojo cocina!
El marketing digital requiere tiempo y perseverancia: no creas que en tres días vas a conseguir resultados abrumadores.
No, pero lo que sí que es cierto es que, si persistes, conseguirás establecer una relación emocional con tu cliente a largo plazo que compensará todo tu esfuerzo.
Así que, ¡paciencia, que es la madre de la ciencia! 😀
05 Limita (discretamente) el tamaño de las raciones
¿Tú sabes la cantidad de dinero que se pierde en un restaurante por ofrecer porciones que son físicamente imposibles de comer?
No desperdicies comida.
Crea una tabla con los pesos óptimos de cada plato y de los ingredientes que los componen, y asegúrate que tu personal utiliza los utensilios adecuados para medir las cantidades indicadas.
Y no temas, tu cliente no se quejará si no le sirves un tronco de merluza que le es imposible acabar.
El cliente de hoy valora más la calidad que la cantidad.
El tamaño de las porciones que sirves, además, va estrechamente ligado al coste de tu plato.
Así que, al controlar el tamaño, controlas el coste.
06 Negocia con tus proveedores para asegurar precios ajustados
No olvides nunca que esa competencia tan feroz a la que tú te enfrentas la vive también cada día tu proveedor de frutas, de pescado o de carne.
Así que, en este caso, la competencia va a tu favor.
Si tu proveedor actual no puede mejorar los precios, encuentra otro que pueda.
Sí, esa decisión te va a doler, sobre todo si llevas tiempo con él o ella, pero si quieres mejorar tus beneficios, no vas a tener más remedio.
Y si insiste, negocia.
Y si no llegáis a un acuerdo, que no te quepa duda que cerrarás ese trato con otro proveedor que esté preparado a ofrecerte los precios que para ti van a representar una mejora importante de tus beneficios.
No estás casado con nadie, no lo olvides.
07 ¡Atento a tu inventario!
¿Tienes cuidado de las fechas de caducidad cuando te llegan los productos del proveedor?
¿Y tu personal?
¿Seguís el sistema FIFO (First in firs out) en todo momento o tenéis tendencia a despistaros?
Te lo pregunto porque sé la cantidad de dinero que se desperdicia en un restaurante por no tener un control exhaustivo de las fechas de caducidad.
Asegúrate que los productos que entran en primer lugar sean los primeros en salir.
Etiqueta los alimentos que habéis abierto con la fecha en la que se abrieron y la fecha de caducidad si la tienen.
Y si se acerca esa fecha, ya sabes lo que toca: hay que inventar y promocionar un plato con los ingredientes que están a punto de vencer.
Los consejos que acabo de compartir no van a servir de nada si tu personal no toma conciencia que tenéis que intentar ahorrar costes entre todos.
¿Que no acaban de motivarse para echarte una mano en ese sentido?
Prémiales si consiguen los objetivos de ahorro.
Si generas mayor beneficio al reducir costes puedes invertir lo ganado en incentivar a tu equipo. Eso, a su vez, se traducirá en un mejor servicio, y unos clientes más felices.
Y todo el mundo gana.
Merece la pena dedicarle un tiempo a asentar unos buenos fundamentos y a crear hábitos.
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